Empezar a pensar en construir: esa aventura peligrosa
Está necesitando un dormitorio con un baño y una cocina, quizás no tenga mucha plata sin embargo se le viene la solución de la clásica «lo hacemos de a poco» junto a la trilogía (y no es una película) albañiles-materiales-costos.
La construcción de una casa empieza con la consulta. Antes de hablar de ladrillos o tejas, primero es importante abordar el tema con la consulta (por más pequeño que sea el caso) conociendo la otra parte de la componente: aquellos que vivirán allí. Los costos son importantes, pero de por si solo este dato no ayuda a la conclusión para construir una respuesta más atinada a la cuestión de la viabilidad economica. Usted lo sabe, la mayoría que se «lanza» a la trilogía evita la consulta profesional resultando así en malas experiencias harto conocidas.
Hacer las cosas por cuenta propia
Por lo general, en gran medida, se hacen las cosas por cuenta propia. Esto trae consigo varias consecuencias que son evidentes incluso para los mismos propietarios. No contar con dinero o estar ajustado es común a todos. Por tal motivo lo harto mal difundido es emprender la difícil tarea acortando pasos. El esquema de la calle es de la siguiente manera:
Las ventajas para encarar la casa propia con un profesional son una inversión conveniente para optimizar recursos y eso lo puede descubrir en un solo paso: la consulta en estudio. El mismo esfuerzo, mejores resultados. La estrategia es la siguiente:
Si tiene una idea de lo que haría (casi el 90% la tiene) un paso seria hacerla llegar a un profesional para potenciar resultados y optimizar recursos. Ese paso es la entrevista.
El maldito camino del «costo por metro cuadrado»
Una manía instalada es la de calcular el valor de una casa (ampliación, reforma o una desde cero) con el nefasto muy difundido método del “valor por metro cuadrado”
Por desgracia, esta usual manía instalada en la sociedad pareciera el único camino a la respuesta “rápida” de viabilidad de construcción que la familia busca. El “dato” del valor del metro cuadrado es difícil encontrarlo, más aún con una economía con inflación y variaciones de precios constantes. Si tiene uno no se sabe que implica, que incluye y ni menos que variables están contempladas en ese calculo. Por tal motivo, si está evaluando construir y además tiene inquietudes no lo minimice con la consulta a un amigo de confianza. La consulta profesional en estudio y el acompañamiento de un arquitecto cabecera es clave para afilar estos datos.
Comparativa 10 razones para hacer la diferencia |
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Con albañil amigo |
Con profesional cabecera |
1- Se trasmite de forma oral lo que uno tiene en mente | 1- Existe un proyecto resultado de la participación de la familia |
2- Se piensa el día a día | 2- Se ejecuta lo que ya se consensuó |
3- Empiezan los reclamos y los vaivenes de una obra improvisada. Frase como “usted no nos entendió” | 3- Todo está decidido de antemano, se ejecuta y se compra lo necesario. |
4- Decisiones en el “vamos viendo” | 4- Se evitan las sorpresas y sobrecostos. Ajustes mínimos |
5- Los imprevistos van en contra del bolsillo familiar y de las expectativas | 5- Se diseñó acorde a un presupuesto y se vislumbraron etapas de obra |
6- No se divisan opciones | 6- Las opciones se divisaron antes de empezar a construir |
7- Cambios sobre la marcha de la obra por parte de los propietarios, malestar del constructor (abandona la obra o viene cada tanto) | 7- Se minimizan las dudas y los cambios |
8- El resultado improvisado implica aceptar lo que se ejecutó. | 8- El resultado es lo ya elegido |
9- Cada día es un martirio | 9- La obra avanza y se conocen los pasos |
10- No se evaluaron futuros crecimientos, etc
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10- Existe una planificación a futuro
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Elegí mejor, suma resultado con la consulta profesional de un arquitecto de familia.